diumenge, de maig 9

confosa...

Hoy tengo miedo a darme cuenta de que te quería,
y que te quería mucho.


Muchas veces no sé que quiero, o almenos me hago a la idea de que no lo sé, pero sí, sí que lo sé, lo sabía des de el primer día que estube entre tus brazos, entre tus palabras, tus risas, sí, des de ese mismo día. Y el resultado de la noche fue ese tierno beso, sin preocupaciones e inclusio con tremenda picardía y cargado de inocencia, en medio de la calle mientras llovía, mientras que las gotas empezaban a resvalar por nuestro rostro, sin temor, marcando las fracciones de nuestras caras, las gotas se impregnaban y se mezclaban en nuestras ropas como nuestros labios se habían impregnado. Mordiscos, risas, besos jugetones...
Sabía que aquello no acabaría bien, mi ficticia rebeldía, y tu mentirosa ignorancia hacia mi, era bastante evidente: sentiamos algo muy fuerte el uno por el otro. Igual de evidente que era que cuando volviera a coger el coche por la mañana todo esto habría acabado, igualmente no te hubiese contado mis sentimientos. Quizás fue ese mi error.
Sea como sea, al día siguiente intentándome hacer la dura pensando que la noche anterior no me había importado, que quizás había sido, para mi, un simple juego; un chico de calendario (un día con uno, al segundo con otro, y seguir así), pero en el fondo sabía que no era así. pero de qué me servía contarlo, dudo que me creyese y por otro lado y lo más evidente; dudo que él sintiera lo mismo que yo.
Pero de repente mis sueños se esfumaron. PUF! Sin pensarlo dos veces desaparecieron de mis sueños, de mis pensamientos, de mi vida.
Empezó con ella, me undí, no me esperaba eso. Bueno, si que me lo pensaba de ella, su pensamientos serían del tipo: "Llega otra chica y no me interesa que me lo quite". Y tenía razón había llegado yo y para quedármelo. Pero quería creer que él le diría que no, que empezaba a sentir algo por otra chica.
Fue ahí, cuando me dí cuenta de que eso no era verdad...
Me sentó mal, se sentía culpable. Por otro lado, él no tenía la culpa, no tenía absolutamente nada conmigo, es más, me había acabado de conocer... sea como sea, ninguno de los dos estaba bien en aquella situación. No sé que pensaba, no sé que quería, sólo sabía que estábamos ahí, los dos, al teléfono, yo llorando, él callado. Le decía que reía, que no lloraba, que estaba contenta por lo que le había sucedido. Mentira. Lloraba de rabia.
Él quería volver a verme, y yo le complací, me moría de ganas de voverlo a ver. Fue un rencuentro normal, como dos amigos, dos besos y ale. ¿Y ale? Sí, y ale.
Nos acomodemos, y entre sus risas le intenté besar. Me esquivó. ¿Se puede saber en que coño estaría pensando yo? Tiene novia, la quiere, la respeta... Eso sí, se le ve confundido.
Más tarde sucedió. [...].

No dejo de luchar por algo que quiero así como así.
Y a él, le quiero.

- "Sea como sea,
no me preocupó ser cómplize de un pecado carnal si fue con él..."

trasnochar...

- Quién madruga... mmm, quién madruga... ¿coño cómo era?
- ¿Cómo era el qué, nene?
- Coño la frase hecha esa de; a 'quién madrugaba' le pasaba algo
- ¡Ahh... la frase esa! pos coño quillo: Quién madruga, nos encuentra en la salida del AFTER!
- ¡Eso! ¡Ahí las dao'!